Creo, someto a mis propios sueños,
los cuales confundo con realidades que me atrapan,
martirizan.
Entonces llega el momento en el cual soy dominado,
por el feudalismo de Morfeo, un autoritarismo,
que sé es mío, tan mío que no lo poseo,
entonces, después, mucho después esos sueños me los bebo junto con la luna, y el oscuro cielo,
los desgarro, me los como, me indigesto.
Vomito un gran sol, acompañado por un cielo azul que fue teñido con mis lágrimas,
y las lágrimas de todo ser que a diario vive dicho proceso...
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