Después de haber descubierto el
tesoro que tanto añorábamos al final del camino, después de afanosamente tratar
de abrir el cerrado cofre y al lograrlo haber encontrado tan exultante belleza
que contenía , después de un tiempo ésta nos pareció ordinaria; lo que alguna
vez fue novedad, sucumbió a los embistes del tiempo, aquello que provocó tanto
júbilo, se tornó rutinario, decidimos cerrar las puertas de aquél viejo baúl que
resguardaban al bello tesoro y simplemente lo botamos al mismo lugar a dónde
han ido a parar todos nuestros mejores recuerdos.
¿Y ahora qué sigue?...
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