Ella
me mira, mientras sostiene sentada el árbol junto a una sonrisa, la más hermosa
que mantiene y se posa en su rostro, y el sol cae como líquido amarillo sobre
su cuerpo, hermoso cuerpo, mientras exhibe involuntariamente su belleza y hace
que se merme la demás belleza del sitio, pasando a ser el máximo adorno
involuntario del lugar mientras espera.…
En
tanto yo camino, me salgo del único camino que circula por todo el parque, para
entrar en un sendero de pasto. Camino pesado como sin ganas, no miro y cada
paso que doy es un aproximamiento que no quiero dar, una meta cada vez más
cercana a la cual no quiero llegar, porque cada paso que pasa es un futuro que forjo, una
alternativa diferente a lo que pasará, una vaga alternativa, imagen mental que
construyo, a las miles de alternativas que brindan las alternativas los
destinos, las dimensiones, lo impreciso; casarnos, sólo juntarnos, sólo
morirnos, juntos más juntos, son quizás esos momentos en que me aproximo los
más eternos y efímeros de mi vida, pero también los más profundos, hasta que a
ella llego, entonces sólo acerco mis labios a sus labios, nuestra forma de
comunicarnos, de decirnos todo y ahí me pierdo, y vuelvo a comenzar, siempre
construyendo futuros dejando escapar el presente.
Entonces ella corre, se va...
Entonces ella corre, se va...
22/09/2012
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