martes, 7 de marzo de 2017

Breve ensayo de mañana

Nada más fatigante que la presión social, basta que ésta actúe sobre uno para que uno cambie de parecer e incluso de cambie su forma de pensar. Numerosos experimentos psicológicos han sido llevados a cabo a lo largo al menos de éste siglo  (que es el que ha mirado nacer con mayor esplendor ésta ciencia si así se le puede llamar; “psicología aplicada”) Uno de los experimentos más memorables es el que se llevó a cabo en el año de 1951 a cargo de Solomon Asch y que se denominó como conformidad social. Dicho experimento versaba sobre el uso de sujetos control y sujetos experimentales (al menos un sujeto experimental) a continuación se les mostraba una serie  de imágenes de longitudes diferentes de líneas, algunas más largas que otras, la tarea de los investigadores y los sujetos control era llevarle a una encrucijada al sujeto experimental, dicha encrucijada consistía en hacerle dudar y en terminar con el juicio del sujeto, es decir optar por el conformismo con la mera finalidad quizás del sujeto de no crear problemática o polémica (aunque la razón para cada persona quizás es más profunda). Investigadores preguntaban uno por uno a los integrantes del grupo qué línea era más larga la A, o la B. Supongamos que fuera de experimentación, es decir en la vida real la línea A mide 20 cm, la Línea B 10 cm, en la primera vuelta todo normal, todo mundo contestaba que la línea A efectivamente era más larga, pero eventualmente la situación iba cambiando en particular para el sujeto de experimentación; ¿comenzaba a fallarle la percepción acaso? ¿por qué de súbito no era capaz de mirar lo que todos miraban en aquél grupo? De pronto las líneas más cortas parecían ser las más largas. Después de unos 3 intentos el sujeto de experimentación termina por ceder, comienza a mirar las cosas como los demás…

La realidad se construye socialmente, imaginemos haber nacido en medio oriente, o en oriente, o incluso en otro estado, nuestros patrones de comportamiento serían distintos, quizás nos lapidaríamos unos a los otros, cortaríamos las manos, etc… Pensemos en un entorno  como el anterior (el del experimento de Asch) que sólo deja lugar a la indefensión, lugares como el anterior son lugares comunes, que se llevan a cabo de manera cotidiana tanto en democracias como en dictaduras, no sólo en ámbitos controlados. Bien sabido es que durante la Alemania nazi se gestaron numerosos experimentos de ésta índole (“psicológica”), hoy los mismos están al servicio del mantenimiento del orden social, y se les puede apreciar en cualquier rubro que se encuentre al servicio del orden; medios de comunicación masivos (en especial los noticieros), escuelas, religiones, etc…


Hoy la frase de Marx sigue en pie; “no saben lo que hacen, pero lo hacen” las razones de cada quién serán distintas, algunas conscientes, otras inconscientes. Resulta por ello a menudo importante detenerse de súbito y pensar en si verdaderamente lo que decimos, o incluso lo que pensamos, deseamos es algo que deseamos por nosotros mismos o algo que nos han impuesto; un imperativo categórico que inconscientemente de alguna u otra forma hemos aceptado; “al lugar al que fueres hacer lo que vieres” o "just do it"...

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