Nada más fatigante que la presión
social, basta que ésta actúe sobre uno para que uno cambie de parecer e incluso
de cambie su forma de pensar. Numerosos experimentos psicológicos han sido llevados
a cabo a lo largo al menos de éste siglo (que es el que ha mirado nacer con mayor
esplendor ésta ciencia si así se le puede llamar; “psicología aplicada”) Uno de
los experimentos más memorables es el que se llevó a cabo en el año de 1951 a
cargo de Solomon Asch y que se denominó como conformidad social. Dicho
experimento versaba sobre el uso de sujetos control y sujetos experimentales
(al menos un sujeto experimental) a continuación se les mostraba una serie de imágenes de longitudes diferentes de
líneas, algunas más largas que otras, la tarea de los investigadores y los
sujetos control era llevarle a una encrucijada al sujeto experimental, dicha
encrucijada consistía en hacerle dudar y en terminar con el juicio del sujeto,
es decir optar por el conformismo con la mera finalidad quizás del sujeto de no
crear problemática o polémica (aunque la razón para cada persona quizás es más
profunda). Investigadores preguntaban uno por uno a los integrantes del grupo
qué línea era más larga la A, o la B. Supongamos que fuera de experimentación,
es decir en la vida real la línea A mide 20 cm, la Línea B 10 cm, en la primera
vuelta todo normal, todo mundo contestaba que la línea A efectivamente era más
larga, pero eventualmente la situación iba cambiando en particular para el
sujeto de experimentación; ¿comenzaba a fallarle la percepción acaso? ¿por qué
de súbito no era capaz de mirar lo que todos miraban en aquél grupo? De pronto
las líneas más cortas parecían ser las más largas. Después de unos 3 intentos
el sujeto de experimentación termina por ceder, comienza a mirar las cosas como
los demás…
La realidad se construye
socialmente, imaginemos haber nacido en medio oriente, o en oriente, o incluso
en otro estado, nuestros patrones de comportamiento serían distintos, quizás
nos lapidaríamos unos a los otros, cortaríamos las manos, etc… Pensemos en un
entorno como el anterior (el del experimento
de Asch) que sólo deja lugar a la indefensión, lugares como el anterior son lugares
comunes, que se llevan a cabo de manera cotidiana tanto en democracias como en
dictaduras, no sólo en ámbitos controlados. Bien sabido es que durante la Alemania
nazi se gestaron numerosos experimentos de ésta índole (“psicológica”), hoy los
mismos están al servicio del mantenimiento del orden social, y se les puede
apreciar en cualquier rubro que se encuentre al servicio del orden; medios de
comunicación masivos (en especial los noticieros), escuelas, religiones, etc…
Hoy la frase de Marx sigue en
pie; “no saben lo que hacen, pero lo hacen” las razones de cada quién serán
distintas, algunas conscientes, otras inconscientes. Resulta por ello a menudo
importante detenerse de súbito y pensar en si verdaderamente lo que decimos, o
incluso lo que pensamos, deseamos es algo que deseamos por nosotros mismos o
algo que nos han impuesto; un imperativo categórico que inconscientemente de
alguna u otra forma hemos aceptado; “al lugar al que fueres hacer lo que vieres” o "just do it"...
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