La nostalgia de momentos de
antaño, por los cuáles transitamos y de ello solo queda nuestra lúgubre sombra,
vestigio del paso del tiempo. El infierno de los lugares comunes, en que ya no es
posible coincidir más con el ser querido.
¿Quién sigue? ¿Qué seguirá en
ésta ruleta de naderías?, el tiempo ahoga, se agota y nos agota, nos exprime
día tras día para posteriormente volver a iniciar. Mis pies como cimientos de
viejas edificaciones pretenden ceder, huyo del tumulto, me refugio en mi
pensamiento, y en mi pensamiento encuentro exactamente lo mismo; ¡horror de la
temporalidad!
Soy actualmente para mí un desconocido, y no está decir que
las cosas que pasan me resultan extrañas, no de una manera esquizofrénica, sino
extraño aludiendo a lo ajeno, por no quererlo, extraño de una manera frustrante.
Yo que creí que todo lo cambiaría, tiendo a repetir la historia, la historia
perpetua…
Me aterra el futuro, por no tenerlo, por no quererlo.
El
instante no existe, a cada momento se cuela, sin embargo no puedo hacer otra
cosa sino pensar en ello; El futuro…
Han pasado ya 50 años, y yo no hago sino seguir en ésta isla
de tedio, mi brújula se ha perdido, 50 años, 4 párrafos, y con certeza aún no
sé qué hacer…
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