domingo, 30 de abril de 2023

Verdadero Viacrucis

 

La procesión había concluído en medio de aquél dia soleado. Quedaban restos de barata madera los cuales instantes antes formaban parte de la cruz en la cual falsamente habían crucificado a un falso Jesús.

La noche había sido larga: una cerveza, llevó a la otra, y a otra, la visita a aquél antro nocturno había llegado al desenlace de siempre;

“Hola Guapo,  me invitas una cerveza?”, por poco me creo lo de guapo, súbitamente surgió a mi cabeza preguntarse si aquella joven chica con nalgas de orangután vería bien. Hoy no cariño, dije enseguida.

¡vete a la mierda carajo! Escuché en medio de aquella algarabía.

No haré larga la historia, así que iré al grano;

De pronto, todas las luces se apagaron, hasta que me di cuenta de que me encontraba ahí, bajo el sol radiante primaveral, en medio de aquél viacrucis acabado junto a una botella acabada de karat (quienes lo hayan probado sabrán).

Intenté rápidamente incorporarme, pero notaba un agudo dolor a la altura de las costillas del lado derecho, esperé un momento sentado en la banqueta, antes de hacerlo.  Por fin me incorporé, tomé mi rostro y noté que en esta ocasión no había sangre, ni hinchazón.

Levanté aquella acabada botella de karat, puse su boca sobre la mía intentando sacar al menos una gota, pero nada.

Comencé a caminar, a atravesar aquél pueblo en el que había amanecido buscando cualquier tipo de orientación o abasto, y por abasto hago alusión al señor alcohol.

Después de andar rondando por aquél lugar durante casi dos horas, con casi rabia desvalido de toda esperanza, metí la mano en mi bolsillo por inercia, y ahí lo tenté, un plástico, saqué la mano y era ¡un billete de 1000 pesos!

Miré de nuevo la cruz en la plaza frente a la iglesia, desolada, desprendiendo sus pedazos de madera podrida,  el sol comenzaba a ceder, al igual que los visitantes.  

Para mis adentros pensaba:

Mañana será sábado de gloria…

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