viernes, 27 de julio de 2012

HEAUTONTIMORUMENOS


He de golpearte sin cólera,
igual que Moisés la roca,
hasta que brote de tus párpados
el agua para mi boca.

Navegaré mi deseo
en tu llanto; sonarán
como un tambor tus sollozos
batiendo su rataplán.

¿No soy un acorde falso
de una bella sinfonía,
mientras me sacude y muerde
esta voraz ironía?

Ella es sangre de mi sangre
y de mí mismo el reflejo.
La furia en mí se contempla,
yo soy su siniestro espejo.

Soy la herida y el cuchillo,
soy el esclavo y el yugo,
el penado y la prisión,
la víctima y el verdugo.

De mi propio corazón
condenado a ser vampiro,
a reír sin más razón.
Risa que, al fin, es suspiro.

Baudelaire.

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