sábado, 8 de diciembre de 2012

Cantando a la muerte los lamentos de la vida.

Malditas las deshoras en que

la poesía se torna la única realidad,

maldita la atmósfera que no deja percibir

nada más que un olor a exceso, a hastío, a miedo

a miedo a la vida...


A perpetuar prórrogas para la muerte

que no hacen más que encerrarnos

en infinitos dilemas;

los del tedio por un lado

por el otro los de nuestro final...

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