domingo, 12 de marzo de 2017

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Soy un viajero que ha emprendido un largo viaje que parece ser a la nada. Los días se precipitan uno tras otro y no se ve más que el árido horizonte que parece no acabar, el agua turbia debajo de cubierta solo sirve para enlentecer el arribo a la meta. O ¿será que no hay meta?

Cuando uno emprende el viaje con esperanzas es preciso siempre continuar, continuar… ya es demasiado tarde para retractarse; los días se tornaron meses, años, y el tiempo se ha perdido, miro hacia atrás y veo lo mismo que cuando me proyecto hacia adelante, es decir al futuro; Nada, lo cual imposibilita el ánimo y los motivos para regresar al puerto del cual partí.


Así pasan las horas, los días, en medio de ésta mortífera soledad, en medio de ésta angustia cuyo origen no logro identificar. Entonces no me queda más que esperar, sentarme a soñar si es que puedo y esperar, a que algo pase ¿qué?, con certeza no lo sé, pero esperar, quizás esperar llegar de nueva cuenta a tierra firme, a cualquier lugar, o encontrarme con el vértice-abismo que divide lo finito de lo infinito.


miércoles, 8 de marzo de 2017

Entre la realidad y la ficción; viaje en el tiempo...

Hay que buscar a diario la diferencia en la repetición, siempre y cuando uno no quiera volverse clisé de sí mismo (ah ya redacté como clisé). Sin embargo a menudo pienso y como haciendo juicio a ésta trémula y sisífica realidad qué pasaría si un día al despertar todo fuera por completo diferente, principalmente divago en ello porque el tema de los universos paralelos en el último siglo con toda la cuestión de la teoría de la relatividad en su apogeo se ha más que explotado; series, películas, revistas, etc...

Una persona construye una máquina del tiempo, demás está decir que viaja en el tiempo y altera algunas cuestiones de su pasado, o del pasado en general; Un simple pisotón a un insecto, el hecho de tocar una hoja (entre otras trivialidades). El punto es que al querer volver al presente después de ir por el pasado de pronto todo se modifica, súbitamente miramos a personas caminando de manos (cuando menos) o ciudadanos con cabezas de moscas deambulando por ciudades cambiadas; nos quitan el cinépolis, el Starbucks, la comida china, el Wal-mart, deja de haber internet, triúnfa Marx, ¿¡internet!?, aún peor (¿o quizás no?); un apocalipsis  cuya causa se desconoce con certeza.

El hecho es preguntarnos si cualquiera de ésas realidades puede ser mejor que la que vivimos hoy en día; La narrativa dicta, es más que obvio que las personas que se ven involucradas en esos guiones hollywoodenses siempre optan por regresar, regresar, regresar, al punto de dejar las cosas como antes estaban, o al menos lo más parecidas, por más mediocres que sus vidas hayan sido, a pesar de ello, e incluso se nos instruye a través de ésos poderosos medios que hay que cargar con la roca (haciendo referencia a sísifo) por la cúspide, aunque sepamos de alguna manera que la misma nos vencerá, que terminaremos por ceder, para después volver a continuar (en el cruento presente). Si tuviésemos la oportunidad de alterar el futuro ¿Qué haríamos?
Despertar un día sin piernas, o aún mejor quizás despertar un día con al menos 8 patas y una fuerza extraordinaria para hacerlo todo, aún así la cuestión sigue en pie; ¿Qué haríamos?

Enfermedad, viaje en el tiempo fallido y redención.

Si miramos bien, de algún modo no es tan descabellada la idea de los viajes en el tiempo por algo se ha teorizado sobre ello (aunque las teorías son para locos...) mientras nuestro ser deviene de manera continua (algunas veces percatándonos, otras sin hacerlo, siempre lo hace, el ser lleva prisa por seguir); esperamos por fechas; las bodas, los xv, graduaciones, año nuevo, eventos de alguna manera considerados relevantes en la vida, algunos de mayor complejidad y magnitud tales como la enfermedad. Usted lleva una vida ordinaria, y por ordinaria me refiero a mediocre, un buen día, o mejor dicho un mal día, el peor día de su vida le informan que tiene una grave enfermedad, usted súbitamente hará un viaje en el tiempo, querrá tiempo, necesitará tiempo para llevar a cabo todo aquello que postergó, las horas vacías en las que esperaba la recepción de la boda de su tía, pariente o amiga le serán imprescindibles, recordará a Martin Mc Fly (Back in the future), querrá una máquina como la del afamado Doc, a pesar de que los procedimientos para hacerla funcionar sean ilegales (plutonio), y usted sea la persona más apegada a la normativa del mundo. Llorará en silencio, o a grito tendido, llorará...

Pero no desespere, lo suyo no es grave, le informarán después de algunos días, porque la ciencia falla, razón por la cuál no se puede viajar en el tiempo más que en la memoria. Entonces después de algunos días y desazones recibirá un llamado relevante, un llamado de una persona totalmente externa a su situación, una persona que quizás lleva una vida más mediocre que la suya, después de usted haberse tornado histéric@, después de haber amenazado a ésa persona anónima que desconoce toda la situación, sólo entonces usted comprenderá el llamado que le ha salvado el pellejo, todo fue un error.

¡Eureka! Ha tenido la experiencia de su vida, le ha sido posible viajar en el tiempo, surgirán proyectos para los años venideros, mismos que abandonará apenas llegue el fin de semana o el fin de jornada laboral, pensará “qué cagada, pensar que moriría”… Por unos momentos tendrá la maquiavélica idea de demandar a los médicos o a la máquina que le diagnosticó, a la par pensará e incluso dirá; “qué carajo, tengo vida”, echará todos sus proyectos al basurero, entonces volverá a cargar su inmensa roca por ésa pronunciada cúspide a la cuál está perpetuamente anclad@.


Mientras yo seguiré de éste lado redactando y esperando, bebiendo de ésta cerveza caliente, esperando no a viajar en el tiempo, sino a que me salgan 8 patas y una fuerza inmensa, o al menos si esperanzado y de manera fehaciente  que el perro del vecino deje de defecar en el pórtico de mi casa...






martes, 7 de marzo de 2017

Breve ensayo de mañana

Nada más fatigante que la presión social, basta que ésta actúe sobre uno para que uno cambie de parecer e incluso de cambie su forma de pensar. Numerosos experimentos psicológicos han sido llevados a cabo a lo largo al menos de éste siglo  (que es el que ha mirado nacer con mayor esplendor ésta ciencia si así se le puede llamar; “psicología aplicada”) Uno de los experimentos más memorables es el que se llevó a cabo en el año de 1951 a cargo de Solomon Asch y que se denominó como conformidad social. Dicho experimento versaba sobre el uso de sujetos control y sujetos experimentales (al menos un sujeto experimental) a continuación se les mostraba una serie  de imágenes de longitudes diferentes de líneas, algunas más largas que otras, la tarea de los investigadores y los sujetos control era llevarle a una encrucijada al sujeto experimental, dicha encrucijada consistía en hacerle dudar y en terminar con el juicio del sujeto, es decir optar por el conformismo con la mera finalidad quizás del sujeto de no crear problemática o polémica (aunque la razón para cada persona quizás es más profunda). Investigadores preguntaban uno por uno a los integrantes del grupo qué línea era más larga la A, o la B. Supongamos que fuera de experimentación, es decir en la vida real la línea A mide 20 cm, la Línea B 10 cm, en la primera vuelta todo normal, todo mundo contestaba que la línea A efectivamente era más larga, pero eventualmente la situación iba cambiando en particular para el sujeto de experimentación; ¿comenzaba a fallarle la percepción acaso? ¿por qué de súbito no era capaz de mirar lo que todos miraban en aquél grupo? De pronto las líneas más cortas parecían ser las más largas. Después de unos 3 intentos el sujeto de experimentación termina por ceder, comienza a mirar las cosas como los demás…

La realidad se construye socialmente, imaginemos haber nacido en medio oriente, o en oriente, o incluso en otro estado, nuestros patrones de comportamiento serían distintos, quizás nos lapidaríamos unos a los otros, cortaríamos las manos, etc… Pensemos en un entorno  como el anterior (el del experimento de Asch) que sólo deja lugar a la indefensión, lugares como el anterior son lugares comunes, que se llevan a cabo de manera cotidiana tanto en democracias como en dictaduras, no sólo en ámbitos controlados. Bien sabido es que durante la Alemania nazi se gestaron numerosos experimentos de ésta índole (“psicológica”), hoy los mismos están al servicio del mantenimiento del orden social, y se les puede apreciar en cualquier rubro que se encuentre al servicio del orden; medios de comunicación masivos (en especial los noticieros), escuelas, religiones, etc…


Hoy la frase de Marx sigue en pie; “no saben lo que hacen, pero lo hacen” las razones de cada quién serán distintas, algunas conscientes, otras inconscientes. Resulta por ello a menudo importante detenerse de súbito y pensar en si verdaderamente lo que decimos, o incluso lo que pensamos, deseamos es algo que deseamos por nosotros mismos o algo que nos han impuesto; un imperativo categórico que inconscientemente de alguna u otra forma hemos aceptado; “al lugar al que fueres hacer lo que vieres” o "just do it"...

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