martes, 23 de abril de 2013

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En alguna tumba de la desierta ciudad  yace un cuerpo
carcomido por los rastrojos del tiempo,
al igual que la madera que a éste resguardaban,
de las telas de su vestimenta no hay más, sólo plétoras,
cúmulos de nada...
Déjenle ahí descansar hasta que díos ó el diablo
con sus frías garras lo cojan, no se roben sus suspiros, ni
sus perpetuos silencios,
ese hombre mató lo que amaba y por eso tenía que morir...
así como todos los hombres simplemente matan lo que aman...

viernes, 19 de abril de 2013

Narración inteligentemente mediocre, tras narración inteligentemente mediocre...


¿Cómo comenzaría este cuento Agustín si yo nunca estuve allí?, para indicarle que no me gustaban los carros, que hasta el momento, este preciso momento que tengo una cuerda en el cuello no entiendo la suma de números imaginarios, 1 más 1 para mí infinitas posibilidades al igual las que brindará esta cuerda. No no no.

-. Agustín no quiero ser tu personaje, no quiero ser algo más de autoayuda que de la nada vive y se supera, y vive como esclavo a final de cuentas, yo lo que quiero Agustín es la VIDA, VIVIR, no vivir…

El hijo de la chingada me quería poner en un cuento en el que yo era alcohólico, por favor, nunca, nunca dejaría de serlo, así como lo infinito de lo que conocemos, así como la extensión de díos yo no quiero serlo.

Él mi personaje surgió de la nada, de uno de esos días de aburriemiento, y en los cuales estaba mediocremente pedo después de trabajar en un ambiente oficinista hostíl  un viernes por la noche como para hacer algo shakespeareano y dije;” ¿que demonios?, hoy, hoy quiero escribir autoayuda, pero mi personaje, el personaje de Agustín se salíó de sus casillas”.

-. ¿Cómo me arrepentiría de morir , mediocre-jodidoAgustín? Si la vida es una joda, a pesar de ser un “puberto” como tu jodida e ignorante boca lo escupe, aún así lo sé, como sé que tengo más madurez de la que tendrás en mil años.

-. 1000 años quizás,  lo sé pero en eso consiste todo, sé que Carmen tu novia hombecito sin nombre te dejó, tu noviecita de 18 años te ha dejado por tu patrón, que es la realidad, ó como tú dirías “la leche”, porque el mundo no es así, el mundo es, y ya, no entiendo por qué salirte de mi estructura y pretender ser independiente…

¿Sabes algo Joaquín?  ¡Ve a chingar a tu madre!...

jueves, 4 de abril de 2013

Las pelotas que nunca bajan (Uno Rapidín y Llanero)





Ignacio, el Nacho, el “Nacho Pistachos”,  mi viejo abuelo siempre concurría al memorial campo de fut bol soccer llanero denominado “la mancha” en un pequeño pueblo del cual no quisiera acordarme a ver jugar futbol a los lugareños de aquella comunidad tempranito los domingos por la mañana. Te lo cuento porque en alguna ocasión me llevó con él, sólo fue en una ocasión, mi madre no me dejó ir con él nunca más primero porque ya nunca se podría, y a posteriori y para iniciar ya imagino sus pretextos si el “Nacho pistachos” siguiera con vida; “es que tu abuelo va con toda la intencionalidad de embriagarse como vikingo en altamar”, sólo para que te des idea en cada medio tiempo, digamos cuarenta y cinco minutos se tomaba hasta tres cartones de cerveza él solito.

Lo cierto era que mi abuelo era un filósofo y un alquimista de la palabra, desde luego que frustrado, es decir; un poeta. Acudía a aquellos lugares para adquirir inspiración decía, y claro que la obtenía, pero para dormir y quizás en exceso, esas cervezas que se bebía lo elevaban demás quizás sólo en su sueños

Me acuerdo aquella peculiar tarde terregosa que jugaban los alacranes contra los leones (Vaya ahora que lo pienso nombrecitos de equipos tan más creativos de aquellos quienes jugaban en esa liga y claro nunca faltaban nombres como el barza, ó la lluve házme el fuingado cavor) aquella tarde primaveral 21 de marzo se jugaba una peculiar copa denominada con el mismo nombre (que chingaderas en la mancha fluía creatividad) que duraba prácticamente todo el día, claro el pretexto era la liga, el objetivo de quien acudía salír muy pedo, el objetivo del dueño de aquél antro hacer felíz a las personas, el objetivo que yo presenciaba aún apenas siendo un mocoso de 8 años, vender.

Así que aquel día no fue la excepción y justo cuando dio inicio la patada mi abuelo que estaba ya borracho, y yo también entrgándome a los albores del agua de Jamaica y churros con chile del triciclo de carmelita, mi abuelo llevaba aproximadamente unos 10 cartones yo unas 3 aguas y dos paquetes de churros con sal y limón (y todavía le faltaba, y me faltaba) súbitamente me comenzó a narrar una historia peculiar de porqué acudía a aquél campo; don Alfonso su padre, y su padre que sería su abuelo, y mi tatarabuelo también lo frecuentaban, le contó la historia que ahora ya me contaba, era como un tipo de profecía de final de cada partido de final de liga, un tipo de profecía combinada con marihuaneadas (aunque sólo la usaba ésta (la “marigüana”) para untársela en las reumas)  de mi abuelo y trivialidades, ya saben cosas innecesarias de abuelos súbitamente me dijo mira al cielo; cuando el balón alcance ese punto (justo al centro de la cancha)  a una altura aproximada de 22 metros verás algo espectacular, y así sucedió, repentinamente mi abuelo cayó redondo, fulminado, muerto, tan muerto como le gustaban las cervezas que vendía doña María…

No sin antes emanar una luz intensa, amarilla de su corazón en aquél momento estaba como en shock, sabía que mi abuelo estaría bien, que no pasaría nada, pues él lo sabía. El hecho es que efectiva y tristemente falleció.

Nacho pistachos, Ignacio Reyes, Mi abuelo dejaría de acudir de una vez y por todas físicamente a aquél campo, a aquella dimensión donde la realidad pasaba en un segundo, donde se añoraba la eternidad, pues ni esta bastaría para saciar las pulsiones que cada individuo que frecuentaba aquel lugar conocía en sí mismo.

En ese momento equipos contrarios, todos, hasta los que se acababan de “partir la madre” se tomaron de las manos en círculo, rodeando al cuerpo de mi abuelo, en efecto fue un fenómeno sobrenatural aquél que presencié, una comunión perfecta dónde las rivalidades y los pleitos dejaron de importar aunque “el chuy” sabía que el lunes cuando mirara al “toro” en el trabajo le pediría una disculpa por el puñetazo que le dio durante el partido, ó “el chimue” se apologizaría con “el Inge” por haberle recordado a su “jefecita”…

El hígado al parecer los doctores estaba prácticamente deshecho desde hace 2 años, y parte de su corazón también, pero su alma, esa alma de Ignacio mi abuelo, de “nacho pistachos” como le llamaban los borrachines de aquél antro quedó intacta y sería para siempre un enigma en aquél campo de la mancha…