domingo, 14 de noviembre de 2021

¿Por qué Correr?

 

Despierto de nueva cuenta sin recordar que fue lo que soñé, ¿un terremoto?, eso creo fue ayer,  es aún temprano, preparo un café que no tomaré y vuelvo a dormir intentando a la par recordar lo que soñé para de esa forma reanudar el sueño, pero es inútil. El deber afuera llama, pero la fatiga es más fuerte. Un par de horas después despierto para beber el café ya frío, y comienzo a alistarme.

No entiendo por qué he dormido un par de horas más, a la par comienzo a repasar notas mentales de las cosas que debo hacer durante el día, algunas de ellas son sólo ilusión o anhelo, pues desde que las pienso sé que no las concretaré.

Después de haber ajustado una bicicleta y haber dado una vuelta en ella para probarla mecánicamente decidí salir a correr, a pesar de la hora y el sol, se me hizo una mañana aún fresca.

Correr, ayuda de repente a calmar toda posible ansiedad que se presente en mi cabeza. El único problema que al pensamiento acontece al correr es el estado físico, no hay más. No hay tiempo para preocuparse por el trabajo, la familia, o pensar en vagos sentimientos.

Está el dolor latente y la fatiga, la posible falta de oxígeno, y más atroz,  el solo pensar no concretar la ruta, eso posiblemente sea lo más aterrador, un músculo reventado, desgarrado que nos deje a medio camino.

Una vez concretado el destino, caen de nuevo todos los pensamientos trémulos de la vida cotidiana; las cuentas, el posible desempleo, el futuro.

Correr es una apología contundente de la vida, y posiblemente una metáfora de lo que ante sus adversidades  debamos hacer.