sábado, 28 de julio de 2018

Nocturno...

"La muerte no llega con la vejez,
sino con el olvido..."


Durante los últimos días las cosas habíanse tornado extrañas, hacía ya hace un par de años que G. se había ido de mi vida, aun así,  dicho suceso lo recordaba a cada momento como  si fuese un acontecimiento reciente; el auto devastado, su cuerpo hecho trizas a media carretera, reducido a una masa uniforme tras el impacto con el tracto...

Después de su funeral tuve que comenzar a mentir, tuve que comenzar a mentirme para sentirme un poco mejor. Siempre he creído, aunque no es la mejor opción, que ante las circunstancias adversas  aparte de la postergación, el engaño es el mejor antídoto. Me había empeñado en ser una especie de mago, un prestidigitador que hace creer a la gente cosas que no existen, poco a poco una penumbra inexistente comenzó a invadirme, y toda conexión con lo considerado real de súbito se cortó.

Dejé de atender los llamados telefónicos de amigos y de mis mismos padres, comencé a esconderme ante las visitas, apenas miraba una silueta rondando a las afueras de mi hogar, me tiraba rápido a la cama, como si eso pudiese ocultarme de algo o alguien.

De mi trabajo fue fácil librarme, si bien mis relaciones con mis compañeros no eran las mejores, tampoco eran las peores, bastó el pretexto de que dejaría el trabajo a raíz de algunos proyectos personales que en pie tenía, ante ello el jefe Gómez insistió en hacerme una mejor oferta, pero fue en vano, al percatarse de que aquello no era económico me dijo con sabiduría; “algunas veces solo tienes que dejar ir, no dejes que el pasado te consuma”… No se habló más del tema...

Ya estando en casa comencé a entregarme al mundo de los sueños, mi vida comenzó a tornarse la vida de un asceta urbano e involuntario; primero vino el corte  del agua, posteriormente el de la luz y todos los demás servicios. Comencé a dar largos y prolongados paseos, comencé a dar rondas por los lugares que solía frecuentar con G, con la imposible esperanza de quizás mirarle rondar por alguno de aquellos sitios.

Durante las noches el insomnio se me presentaba, cuando por fin lograba conciliar el sueño, el sol comenzaba a plañir, entraba a la oscura habitación a través de las rendijas de la persiana para parcialmente iluminarlo todo.

Fue así como comencé a soñarla ya entrado el día, fue así como aquél sueño comenzó a obsesionarme; la miraba a 10 metros delante de mí, la miraba a través de una prolongada alameda, a cada paso que daba, se me hacía totalmente imposible darle alcance, cuando finalmente estaba a punto de llegar hasta ella, de súbito, simplemente desaparecía. 

Aquél tema me mantuvo ocupado algunos meses. Comencé a hacerme experto en el tópico, comencé a frecuentar librerías, tiendas, artículos, e incluso neuro-psicólogos, para conocer más acerca del sueño, y conocer la posibilidad de ser capaz de controlarlos;

Emprendí una empresa en vano que no dio fruto, ¡fui presa de mi propia obsesión!

De nueva cuenta llegó invierno, con el inicio de año pretendí de nueva cuenta re-tomar mi vida, fui al viejo baúl con la finalidad de tomar el dinero que tras años había acumulado, y no había nada. Aquello me dejó anonadado, durante algunos segundos. Tuve que salir de casa para pedir apoyo, y dar cuenta al mundo que yo aún existía.

Emprendí camino hacia un teléfono público, deposité en el mismo algunas monedas que yacían en mi bolsillo, marqué el número de casa, pero nadie atendía. Después de marcar unas siete veces a casa, intenté contactar con mi ex Jefe Gómez, y nada.

Con súbito enojo colgué, y comencé a caminar. Después de un par de horas de andar rondando por las calles sin rumbo fijo, decidí que me encaminaría a casa de mis padres, asumiendo de antemano que aquello podría resultar una total catástrofe, ya que hacía poco más de un año que no tenía contacto absoluto con ellos.

Fue entonces mientras caminaba rumbo a casa de mis padres cuando pasé por aquél lugar, ¡ahí la miré sentada!, tenía que estar equivocado; 

¡era G!...

Me deposité detrás de un buzón para mirarle mejor, y que no me viese, aunque quizás le hubiese resultado imposible reconocerme por mi descuidado aspecto, miré sigilosamente, y en efecto era ella. Traté de acercarme con júbilo, le toqué el hombro, su sonrisa era tan perfecta, era su sonrisa, volteó para echar un distraído vistazo, pero nada

¡Hey! Articulé, me acerqué con sigilo traté de tirarle del cabello, pero no surtió efecto nada de aquello...

Salí bastante molesto de aquél lugar, ¿qué estaba pasando? Me preguntaba de manera iracunda y frenética, quizás era víctima de mi propio sueño, sí, debía ser eso, todo debía ser solo una pesadilla, comencé a correr hasta la casa de mis padres, al llegar todo estaba como cuando yo aún habitaba en dicho lugar.

Abrí la puerta con estrépito;

¡Padre! Articulé, tampoco hubo respuesta por parte de él.

Traté de tomar la cerveza que tenía sobre la pequeña mesa, y nada, mi mano le daba alcance al tarro, pero no me era posible tomarlo, traté de apagar el televisor para que se percatara de mi presencia, y nada, todo fue en vano.

Entonces llamó mi atención una pequeña placa póstuma que había justo a un lado del estéreo, dicha placa tenía mi nombre, debía haber un error, quizás era un diploma, pero a ciencia cierta yo no recordaba haber obtenido un solo reconocimiento a lo largo de mi vida. 

Me acerqué para tener una mejor perspectiva; En efecto, era mi placa póstuma, tenía mi nombre, mi foto, y al pie de la misma, mi fecha de nacimiento, junto a otra fecha, dicha fecha parecía ser luctuosa, el año era de dos atrás, justo la fecha en que G. había perecido…

Entonces comprendí todo, comprendí que ya también estaba muerto…


sábado, 21 de julio de 2018

Enigmática...


Desde el primer momento en que la miré, me pareció tan enigmática, en el momento que la ví tuve una sensación como haber estado extraviado toda la vida, y tener que tomar una decisión súbita, como en aquellas caricaturas que de chicos veíamos; un personaje se encuentra fatigado caminando extenuado por una infinita alameda, hasta que finalmente encuentra algo distinto un bifurcación, un camino que lo llevará al mal, u otro que lo redimirá, yo tomé el camino que encausa al mal, fue así como desapareció Liliana…

La jornada laboral era larga y tediosa, el camino para llegar a la organización también, la plantilla estaba equilibrada, hasta que directivos decidieron hacer crecer solo un poco el departamento;

“Necesitamos una persona más F”. Se dirigieron a mí un Miércoles cuando estaba a punto de finalmente retirarme a mi hogar.

-.Claro, increpé
*-¿Claro?

Replicó el muy cabrón de mi jefe con tono sarcástico, repuso; “La necesitamos para mañana”…

Por todos los medios me puse a buscar alguna persona que a aquella hora decidiera acudir a entrevista y a pasar por todo un proceso de selección, y más cuando el requisito más inamovible era el hecho de ser mujer.

Momentos antes de la hora de salida, Horacio mi jefe, se acercó a la puerta de mi maltrecha oficina, encendió un delicado, le dio un largo jalón, golpeó mi umbral con su mano gorda, escuché entre su mano obesa y grasosa como apenas sonoramente se hacían notar contra la madera los anillos que llevaba.

Me recordó; “se puede negociar todo, Todo,  el sueldo, incluso el sueldo, pero ahí de ti nene, que si me traes un hombre, se lo cortas”, me dijo el muy cabrón riéndose a la par que fumaba su pitillo…

Para entonces creí que mi empleo corría riesgo, después de una lista que armé de por la zona, de alrededor de 100 chicas que cubrían al 50 por ciento con el requerimiento de Horacio, después de una serie de reproche por parte de las féminas, molestas porque llamaba a aquella hora, o porque de plano lo que buscaban en verdad era otro tipo de trabajo, por fin di con la indicada.

En su información y en su I.D no había fotografía, aun así me aventuré a marcar a su número, su voz era adecuada para atender una línea telefónica, era dulce y reconfortante, la zona de empleo le quedaba a escasos 20 minutos, podía llegar caminando.

Eran ya las 21:30 hrs cuando sonó el timbre, para entonces yo ya andaba por la vigésima taza de café del día, miraba un maratón creo de la primera de The Simpsons…

Dirigí mi mirada hacia la puerta; detrás del tragaluz, observé una colorida silueta; colores rosas, combinados con motivos fosforescentes. Me dirigí hacia el pomo y lo giré…

“Pase”,  argüí, sin dirigirle mucho la mirada,

“buenas noches” dijo

“Buenas noches” articulé, mientras dirigía mi mirada de nueva cuenta al viejo RCA, me hipnotizó la parte del capítulo cuando Lisa Simpson y el difunto Encías Sangrantes Murphy tocan un solo de Sax...

Cuando iniciaron los créditos, me percaté había pasado alrededor de 1 minuto, lo cual es bastante si uno ha dejado desatendido a un huésped que es prácticamente un forastero.

-.Disculpe, dije sonsamente…

***-No se preocupe, a mí también me agradan, en especial ese capítulo, repuso.

-.Tome asiento, increpé…

Al momento en que se colocaba para ser ejecutada, es decir, para que yo la entrevistase ahora sí puse atención en muchos aspectos de ella que me hicieron sentir como en un camino bifurcado; Llevaba con ella un libro de la biografía de Charles Manson, su vestimenta parecía la de un hippie, y sobre todo su edad, tenía ya alrededor de 40 años, y ciertos manierismos en su persona decían,  contradecían lo cronológico.

Pretendí deshacerme de ella en aquél instante, así que jugué mis cartas, saqué un test breve de 16 minutos con una seriación numérica Fibonacci, que ni Isaac newton, ni el propio Fibonacci hubiese podido descifrar, pero ella lo logró obtuvo un CI superior.

No me quedó opción más que proceder con el proceso, ante mi urgencia al siguiente día se presentaba a trabajar con nosotros L.

Su desempeño era alto, óptimo, apenas hablaba con alguien, yo le dirigía un “buenos días” y me lo regresaba de súbito con amabilidad, pero sin siquiera mirarme a los ojos, así de esa forma también andaba.

Un día súbitamente L. desapareció, lo último que se había sabido de ella es que salía por la carretera a su casa un Viernes, el Sábado no se presentó a trabajar, nadie en la oficina se alarmó, porque era común que las personas faltaran los sábados, incluso los lunes, por cuestiones de fiestas, resacas…

El día Martes de la Próxima semana L. ya no regresó…

Una pestilencia atroz comenzó a invadir de súbito la atmósfera de la oficina,  el lunes las personas creían que debían ser alimentos dejados en el refrigerador, de igual forma al lado de la organización había un tiradero y campos fértiles, se creía debían ser fertilizantes naturales (cagada de ganado), pero no fue así.

Del casillero de L el día Miércoles, comenzó a escurrir un líquido espeso y de un color negro rojizo, las moscas comenzaban a aglutinarse en dicho cubículo.

Personal de limpieza procedió a abrirlo;

Ahí yacía la cabeza de Liliana con una mirada y expresión en general aterradora, junto a la cabeza yacía la biografía de Charles, enredada en un rosario negro, y un símbolo de paz de los 60´s.

Fin.



domingo, 15 de julio de 2018

Una piedra, una historia...


Una historia inicia con una conexión celestial entre la imaginación y el lenguaje, una historia aún no redactada, y por redactarse es una especia, y especie en peligro de extinción; es una venta sin documentos, una novia sin anillo, o una nube que amenaza, y simplemente se va.

El siguiente es  claro  ejemplo de ello, pretendí hacer una historia con los siguientes argumentos, y de pronto, todo fue no más que una perpetua caída:

Conforme caminaba a mi destino… No, no creo en ello.

Dicha historia versaría sobre una piedra que yo encontraría camino a casa, dicha piedra (no de reductos de metanfetamina, sino una piedra que con el paso del tiempo se va formando y deformando) me contaría historias totalmente inéditas, desconocidas, de sucesos que le han acontecido, desde cómo llegó a tener una forma como el David de Miguel Ángel, a lo que ahora es; un mero cúmulo de asfalto y cerámica, y a raíz de ahí, dicha roca se decantaría por el nihilismo y algunas otras no doctrinas.

Pero eso no lo es todo...

Esa estoica, y ermitaña piedra, apelaría a mí a seguir sus pasos, y de hecho lo he hecho, por eso no concluyo ésta historia… 

La roca a dos metros de donde la deposité, me sigue mirando con desdén...

Mientras mis no manos de mármol me acometen a seguir tecleando.

sábado, 7 de julio de 2018

Vida-Muerte

Lúgubre vientre,
vestigio, vaso
marsupial de aguas estancadas

Árido valle
donde ya nada florece.
Tu aire está oxidado,
huele a muerte,
y en tí, no hay más quien pueda conocerla

Las esperanzas son recuerdos
de un amnésico
y tus sueños, los de un muerto

Paso a paso las horas van atrás
se retrasan,
y todo va llegando
como el fin del caudal infinitito
a su origen,
a su plenitud...