domingo, 31 de marzo de 2019

Those Mad Days...



Nothing,  will ever change my mind
When I get up my bed The universe collapse

There´s nothing you can say no o
Everything must be this way   
Inside this pain of mine

I don’t know what to do with my mind
I didn’t ever think this thing were mine...


jueves, 28 de marzo de 2019

Lo perecedero


Dejo con nostalgia
A cada instante mi alteridad
Cada uno de mis yoes
como éste perfecto paisaje 
momento a momento mueren,
se desmoronan;

Cada paso dado detrás de mí se desdibuja
Dejándome en la imposibilidad de volver...
Cada paso delante
Tenderá a desdibujarse

Las notas, los sonidos;
La armonía se descompone
En melodía,
En Vago ruido
En Algo que apenas suena,
En algo como yo;
En Nada

El hombre es una obra imperfecta
Perecedera
Que crea obras con más permanencia
Que su propia vida
Con el afán aciago quizás de permanecer.

La gloria es siempre efímera,
El dolor mancha y se queda,
Es perpetuo…

miércoles, 20 de marzo de 2019

Winter Has Gone

Winter has gone
But cloudy days stay
This tear of mine contains a big rain
There are only  stormly days behind and ahead us

A little children has lost in this big desert
An he realized that there aren’t nothing more

the sun is radiant, but at the same time burns

walkers has stopped at the edge
words has shut up
tragedy is calling
to our doors
and
the endless river is diying...



domingo, 10 de marzo de 2019

Fragmento de "Tu silueta al final del abismo (sin edición)


A las afueras de la estación me encontré con una señora, llevaba consigo a su niño pequeño, a ambos se les miraba desalineados y hambrientos, 

¿Por qué siempre la vida había de tender a ser injusta?... Siempre hay alguien que debe correr con mejor suerte. 

Súbitamente pensé que la suerte no era más que un juego, que era relativa como todas las cosas últimamente, según se le viera: Había quienes poseían dinero, pero no salud,  había quienes poseían salud, pero no dinero, había quienes poseían ambas y no lo aprovechaban, si se pudiese ponderar de manera objetiva, yo ¿por qué habría optado? Quizás por ambas, y por erradicar de manera perpetua el dolor, el sufrimiento...

Absorto en aquellos pensamientos llegué finalmente a mi destino, llegué al café Hemingway.  Nunca he sido buen bebedor, así que esperaba con tres pintas quedar conforme, pensé que después tomaría ahí mismo la comida, quizá una sopa de tortilla ("especialidad de la casa"), o iría a casa a prepararla por mi cuenta.

Al llegar me recibió la amable camarera como siempre solía hacerlo, aunque se le veía sumamente atareada... Pase y tome asiento jóven, me interpeló. 

Desafortunadamente el asiento que daba frente a la Guernica que había pintado Gonzalo yacía ocupado por dos jóvenes. Una pareja aproximadamente de mi edad, la chica era guapa, pero el chico era un chico  bajo y orejón. Me surgió la pregunta de pronto si yo me consideraba a mí mismo atractivo. Supuse que todos nos sentíamos de alguna manera estéticamente no tan mal, de otra forma salir a la calle siempre se dificultaría.

Mirar a aquellos jóvenes me hizo recordar un poco el pasado, me era inevitable.

No tuve otra opción, opté por sentarme frente al televisor, así al menos parecería que acudía a aquél lugar a tomar un par de pintas bajo el pretexto de que en tv pasaban un partido en vivo de Barca contra Milan final al parecer de la liga de campeones.

¿Qué le sirvo joven? Interrumpió la camarera

Me puede traer una cerveza por favor dije, y continué mirando el partido. En esa ocasión la camarera a parte de la pinta me trajo cacahuates para acompañarla. Cortesía de la casa joven, dijo

Gracias, sonreí

A pesar de no tener hambre, el efecto del alcohol de la cerveza de alguna manera me dictaba que debía comer cacahuates, y los cacahuates me daban más sed, así que estaba dale que te pego con la cerveza. 

Aquél breve instante, incluso no estar mirando la pintura de Gonzalo colgada sobre la pared del café me distrajo de todas aquellas situaciones tan poco gratas que habían estado pasando últimamente.

Al mirar el partido recordé también que existen también otras formas de arte, al ver al astro del futbol argentino Leonel Messi cómo recorría todo el campo cual amo y señor de la pelota. Recordé de pronto el golazo ante el Getaffe que emuló al gol que hizo Maradona contra Inglaterra, vaya tipo. Desafortunadamente el tiempo era inevitable, cómo sería el tiempo para un deportista, que de pronto se va dando cuenta que pierde sus habilidades, que de pronto se percata que lo que hacía el día de ayer ya no lo puede hacer más, debe ser terrible.

El partido terminó 0-0 yo ya me había tomado 4 pintas, iba por la quinta en la tanda de penalties. 

Los penalties también fueron sumamente cerrados aunque la escuadra del A.c Milan se miraba más inexperta. De tener la posibilidad o si se hubiese dado la situación hubiese apostado obviamente por el barca, pero esto es lo maravilloso de los deportes, que a menudo pueden estar dominados no más que por el azar. 

Se hacía close up a españoles, a italianos en el estadio, a todos ellos sin distinción se les miraba rezando ¿Le rezarían al mismo dios? ¿a quién le haría más caso dios? Quizá le rezaban al mismo dios, también todos en el equipo mientras esperaban el dictamen, el resultado final; rezaban, lloraban, se abrazaban. 

Messi era el último en tirar, el destino estaba en sus manos. No sé por qué pero mientras caminaba hacía el área para acomodarse la pelota tuve el presentimiento de que fallaría, una corazonada, casi una obviedad de esas que dejan a uno sin esperanzas. 

Me preguntaba a dónde iría a parar el balón.

El balón ya estaba en su posición, listo para ser pateado, Leo solía cobrarlos a las orillas por abajo, quizás se pasaría un poco más de fuerza o dirección y la pelota terminaría totalmente fuera. 

Acá iba, un paso tras otro, el portero soltó su cuerpo hacia la derecha, pero leo engañó con un penalti cobrado a sangre fría a lo panenca, el penaltie fue lento, todo mundo esperaba expectante, incluso los ancianos que se encontraban jugando al dominó y que parecía no importarles. Parecía que pasaba toda una eternidad en lo que bajaba el penalti, el portero desde el suelo tratando de incorporarse miraba la trayectoria del balón. El balón por fin impactó el travesaño, bailoteó un poco sobre él y finalmente salió, aquél magnifico tiro jamás se transformaría ya en gol.

Pronto a través de la transmisión vimos a unos españoles abatidos, y por el contrario a unos italianos felices. La moneda se había arrojado, y la suerte había beneficiado a Italia. Quizás dios le hizo más caso a los rezos de los italianos por ser ahí el lugar donde tiene su magnífica residencia.

Pensé en el sentir del astro, jugar un partido magnífico para en un instante echar todo a perder, aquello era como una enfermedad súbita, como la enfermedad de maría madre de Gabriela, uno está espléndido, de repente a uno le detectan algo y de pronto todo parece venirse abajo.

Las personas al finalizar el partido se quedaron un poco anonadadas, ya me imaginaba al menos tendrían un tópico ya del cual hablar en momentos incómodos como si fueran expertos en la materia. 

Los chicos que ocupaban la mesa frente a la pintura de Gonzalo se habían retirado. Decidí cambiar de mesa, ya que aquella era mi mesa predilecta en aquél lugar.








Lo imposible


Una vasta alameda se refleja en mi memoria
Es como un sueño eterno; sin inicio ni fin,
Sin estructura

En algún lugar se debaten dos reyes en campos yermos (uno  blanco, el otro negro);
Sus ejércitos los han abandonado,
Solo los cobijan  infernales soles
Que en un súbito momento
se irán, para después volver

El humo fatuo que exhalo de mi pipa es
un breve pensamiento
un segundo en mi memoria,
y en el reloj universal; ¡no existe!,
a punto está de desvanecerse,
tiene la empresa absurda
y condena de
pretender apresar
Lo imposible…


Edvard Manche, (1893); Skrik