Uno está solo en el mar de su naufragio,
Cuando llega la hora del norte y las luces se apagan
Nada a uno lo acompaña en su penuria
Solo ese pensamiento recurrente,
que es golpeteo de gota.
Dice no el cerebro, no habrá tregua
Tu condena será la tormenta;
pensar más de mil veces lo ya pensado
desbaratar con tal marasmo en la hora menos precisa
lo ya planeado.
Corro la cortina de mi puerta,
La muerte se aglutina en el pórtico
Afuera nunca amanece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario