Algún
tiempo tuve una máquina de escribir que cargaba tan pesada por largos caminos
empedrados y solitarios, tan vieja y cansada, con su tac tac tac continuo sin
sentido, te preguntarás acaso por qué te cuento esto, y por qué no hago otra
cosa en su lugar. Verás dicha máquina tuvo un trágico destino y aunque sé que
poco importa, tal vez te interese, ó algo similar te haya sucedido.
Todavía
recuerdo el día en que pereció, tan nueva, pero vacía de vida, para ser sincero
nunca escribí en ella al menos en el sentido de la “real escritura”, creo que
más bien ella en mis dedos escribía, iba atormentando mis dedos. Siempre
esperaba el típico tín “campaneante”, cuya indicación era el fin de un ciclo,
el comienzo del otro que sería igual, repetitivo, un párrafo, el otro, y lo
mismo. Durante largo tiempo con ella tomé cursos de mecanografía, las horas
eran eternas, el tiempo se congelaba entre cada;
JAFA
FAJA JAFA FAJA JAFA FAJA JAFA FAJA…. Ó ejercicios estereotipados análogos…
Y si
por casualidad surgía un error era casi tan trágico como una larga enfermedad
terminal, en el que se espera siempre el momento de la muerte, nunca viviendo totalmente;
sacar la hoja, desecharla y comenzar de nuevo.
Creo
que eso no le gustaba para nada a mi vieja máquina Olivetti, por eso cada vez
le veía arrinconada, triste vacía, ahora lo comprendo…
Todo
sucedió un día Domingo, (no quiero entrar mucho en detalles) terminó la vida de
aquella vieja máquina, creo que ella lo provocó, llamémosle suicidio.
Te
cuento la situación; decidí salir a convivir por un momento a tomar algunas
bebidas, cuando iba justo en la tercera recibí algunas llamadas desconocidas, nunca
solía contestar llamadas desconocidas hasta después de aquél trágico día (ahora
contesto toda llamada).
Por
la noche al llegar a mi casa encontré ahí sin vida a mi máquina, vieja máquina
achicharrada, junto con mi casa, penetrada por el vago olor a humo y vestigios
de fuego, la ví ahí reducida a cenizas, vaya cabrona máquina pensé que forma de
suicidarse, tenía agallas, sobre sus rastros inmolatorios había una nota
suicida, era una hoja en blanco medio quemada, en ella nada se leía…
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