martes, 2 de octubre de 2012

MIRADA



Recuerdo su breve mirada cediendo a la fría y desconocida muerte, mientras  yo ejecutaba mi trabajo. ¿Qué trabajo? Todo trabajo tiene una meta, mi trabajo chocar un pesado martillo contra su duro cráneo mientras alegre veía correr sangre, como leche tibia hirviendo, saliendo de un contenedor. Nunca había visto mejor ejemplo, ni representación del tiempo y de lo efímero que lo es todo.

Por ejemplo, hace unos momentos Gabriela tenía un hermoso rostro, una mirada que me enloquecía, abusando prácticamente de todo el sentido de la palabra, ahora no hay más, sólo rojo, púrpura quizás, la iluminación no ayuda, pero eso poco importa, ahora menos porque sólo redacto tratando de evitar manchar con su sucia sangre esta hoja, estas palabras.

Ahora que lo pienso no sé por qué lo hice, justo el día estaba a punto de culminar, de ser otro día ordinario, cuasi-perfecto, el café apenas, casi acabado al igual que el día y la larga jornada el echar gasolina, rayarle la madre a escondidas al pendejo del jefe que me imposibilita la vida, leer como sin ganas el diario, ducharme, no poder quedarme pausado como muerto ó dormido en la mañana simplemente haciéndole al sol compañía, en fin ahora sólo sé que es otro día, así como sé y me aterra que quizás sea igual, que siga con vida, arrastrándome lentamente hacia la muerte solo, y quizás sólo así regrese a Gabriela, y le pida perdón por esa violencia con la que hice que muriera. Pude haber sido menos sangriento, quizás sólo ahorcarla, ó quizás sólo esperar a que durmiera y asfixiarla con la almohada, ó aun mejor sácar el revolver 32 enmohecido de la caja de zapatos que almacena el viejo armario, y simplemente llenarle de plomo la cabeza.

Pero entonces he recordado; sólo me queda un tiro, y quizás este sea el que guardo para cuando llegue la policía, hacer todo más espectacular por decirlo de alguna forma, ó simplemente pretendiendo ser el perfecto clisé psicópata, quizás tratar de matar a un oficial, ó simplemente volarme los sesos delante de uno, que me capte con su mirada, traumar el tiempo, su tiempo de por vida.

Oh amada Gabriela sólo espero que no guardes rencor alguno, menos para cuando nos volvamos a encontrar, realmente no fue nada personal, simplemente quizás estaba aburrido y tuve miedo de explicarte mis absurdas razones para terminar de esa forma, ó tengo miedo del tiempo, que culmine mi tiempo justo como esa canción marcha turca que se escucha en la estación de radio que tanto nos gustaba y que se evapora tristemente en el aire, y que aunque la busque ó trate de reproducirla en alguna otra ocasión, lo sé ya no será lo mismo.

Por eso lo he hecho Gabriela, y porque tu mirada como todo se esfumaba, se me escapaba de las manos, y yo como incapacitado no podía hacer nada, no sé sólo se me ocurrió que de esa forma podía capturar para siempre tu mirada, así como quizás haz capturado por siempre la mía. Y créeme sentí como si te hubiese conocido de nuevo y para siempre...

02/10/2012 D.D

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