Yo no creo en nada, ni en
mí, sólo en la animalidad implícita de la humanidad, sólo que no es el más fuerte el que domina, sino aquél quien que
mejor se esconde bajo máscaras (las de la sociedad), aquel que se esclaviza a
un sistema predeterminado (que se “educa” en su totalidad porque ni siquiera la
inteligencia sobresale, sino la adaptabilidad, la aceptación, la sumisión), donde
las cosas ya estaban hechas para ser usadas, pero nunca para ser modificadas,
movidas, cambiadas.
No creo tampoco en la
dialéctica, ni en la libertad, no la hay, y por qué habría de haberla si sólo
somos esclavos de la mediocridad de la tendencia a lo mediano, de la misma vida
que nos somete y envejece, que nos tira de un golpe de aire el cabello, y quema
con arrugas nuestro rostro, del poco trabajo y la poca lucha por lo que
realmente queremos, y que realmente en la mayoría de las ocasiones no queremos,
nos hacen querer, nos hacen creer.
Y no, no puedo creer en
nada, sólo puedo creer en aquello que escape de mi lenguaje, de aquello que no
estructura mi pensamiento, puedo creer en todo lo desconocido, menos en esto,
en esta hoja blanca a punto de ser violada por un conjunto de letras
institucionalizadas. ¿Por cué qhingados escribo así?
A diario salimos a las
calles, falsos exponiendo ideales que no son nuestros y que incluso creemos, el
único gran y original ideal, sería el no ideal y hasta eso sería falso, todo lo
demás es mera distorsión, mera pretensión estética.
La burocracia, los impuestos
que no pago, las vidas pseudo-perfectas de las almas que plagan cines, tiendas
y plazas, y el consumo absurdo son un proselitismo que sólo atenta contra
nuestras mentes, y con la tierra, un consumo excesivo a través de un dinero de
un sistema monetario que es respaldado por nada, sólo por los millones de
simios que somos queriendo más y ser más que los otros, produciendo para lo que
no sabemos, consumiendo hasta que morimos.
Sale cara la vida en
sociedad, nos hace simplemente seguidores de nuestra propia esclavitud, des-identificándonos
apriorísticamente, homogeneizándonos excluyendo todo aquello que es diferente,
y todas, todas las épocas han sido iguales y la tendencia siempre apocatástasis…
Sólo somos esclavos dialécticos productores y consumidores de la mierda que somos, ó que creemos ser...
Sólo somos esclavos dialécticos productores y consumidores de la mierda que somos, ó que creemos ser...
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